Cómo tener más paciencia con los hijos

Esto es lo que nos descubre edukame en su revista «El método de la paciencia con hijos». Una revista de 60 páginas donde nos enseñan cómo conseguir más paciencia con nuestros hijos (por un precio que bien merece la pena).

Revista el metodo de la paciencia con hijos

En ella nos enseñan a involucrar a nuestros hijos en la resolución de los conflictos que surgen a lo largo del día, dirigiendo la escena desde la calma y no desde la agresividad que nos provoca el estrés, la frustración, la soledad, la falta de recursos y tantos otros motivos que hacen que actuemos contra nuestros hijos (hiriéndoles física o verbalmente) y nos sintamos luego tan culpables por ello.

Cuales son las causas que nos hacen perder la paciencia, qué debemos cambiar en nuestro interior para conseguirla, qué ocurre cuando la perdemos y cómo evitar dañar a nuestros hijos por ello, son algunas de las claves que nos descubren.

A diferencia de otros textos, este está escrito por alguien que ha pasado por esto y ha aprendido a gestionarlo:

La energía que intentaba reprimir para no mostrar era la de
mi cansancio que me hacía sentir “que no podía”. Me veía cansada
y agotada hasta tal punto que, muchas noches con mis
hijos, solo veía trabajo y trabajo: atender todas sus necesidades
y peticiones como baños, cenas, comprar, lavadora, preparar lo
de mañana, etc. Pero en lugar de atender esa emoción en mi, la
escondía con el objetivo de que desapareciera pues al fin y al
cabo todo ello pertenecía a mi rol de madre. Lo llevaba bajo control
hasta que aparecían las malditas manchas, que me servían
de válvula de escape para descargar tanta retención (catarsis).
Pero claro, no era la mejor forma, pues era una salida muy destructiva
para mis hijos y que luego a mi me hacía sentir fatal.

Un texto lleno de ternura hacia las madres y padres que, a diferencia de lo que pueda parecer en esos momentos de «locura», quieren a sus hijos por encima de todo.

Terapia de la risa en familia (truco 5)

niño riendo a carcajadas

Entre los innumerables beneficios que tiene la risa nos podemos encontrar algunos de los que más afectan a las mamás:

  • amortigua el cansancio y el agotamiento
  • ayuda a conciliar el sueño
  • combate el estrés
  • relaja el cuerpo y la mente
  • libera tensiones
  • mejora las relaciones personales
  • y uno muy valioso que en ocasiones echamos en falta: hace que redescubramos la alegría de jugar de nuestra niña interior, por citar unos pocos.

Y otros que afectan también a nuestros hijos:

  • desarrolla la imaginación, la intuición y la creatividad
  • refuerza la seguridad, la autoestima y el sistema inmunitario
  • previene problemas digestivos, alergias, resfriados, etc.
  • Mejora las relaciones…

Y es algo tan sencillo como reírse a carcajadas. Lo que ocurre es que cuando estamos estresadas y/o cansadas nos resulta muy difícil conectar con ese estado emocional que nos lleve a la risa profunda.

Los niños en cambio tienen la extraordinaria capacidad de reírse de cualquier cosa, incluso en las situaciones más tensas. De hecho es posible que estés regañando a tu hijo y él se esté riendo. Esto es un mecanismo de defensa que tienen para interiorizar mejor lo que está ocurriendo sin perder su equilibrio emocional. Algo de lo que deberíamos aprender. Saber reírse en las peores situaciones nos ayuda a desdramatizar y a superarlas más fácilmente.

Una forma de conseguir esa carcajada que tanto necesitamos es aprovechar los momentos en que nuestros hijos se están riendo para  reírnos con ellos. Cuanto más escandalosamente mejor. Los niños lo pasarán en grande. Y aunque sea una risa forzada, el cerebro no la distingue de una auténtica así que los beneficios los notaremos igualmente. Además, la risa es contagiosa. Es posible que lo que comenzó siendo un ejercicio contra el estrés, termine siendo un verdadero jolgorio. Además, cuando hacemos esta terapia de la risa en familia, conseguimos que las relaciones sean más estrechas y fluidas. Por eso, sería interesante que se uniera papá también.

Si estás tan agobiada que no te sientes con ánimo para reírte, no te preocupes. Comienza con una sonrisa… y luego otra, y otra más. Poco a poco sentirás que te resulta cada vez más fácil sonreír. Esto es porque la sonrisa genera endorfinas, que son las llamadas hormonas de la felicidad. Ellas te permiten disfrutar más de la vida estimulando los centros de placer del cerebro que te proporcionan sensaciones placenteras y alivian el dolor y el  malestar. Vamos, que te hacen sentirte de maravilla. Y lo mejor de todo es que cuanta más generas, más ganas tienes de buscar esas sensaciones.

También existen otras muchas actividades que hacen que aumenten tus endorfinas. Jugar, escuchar música, bailar, darse un baño, caminar, quedar con los amigos, hacer payasadas, comer chocolate, tomar el sol, darse un masaje, meditar, hacer yoga, bailar, cantar, pintar, moldear, hacer ejercicios respiratorios, correr, montar en bici, nadar o tener relaciones, entre otras. Cualquiera de ellas vale si nos hace sentir bien.

Y recuerda. Si las haces en familia, muuucho mejor.

Si quieres empezar a reírte ya, mira estos cuatrillizos

Aquí os dejo una lista completa de los beneficios de la risa. Merece la pena intentarlo ¿no te parece?

Cómo organizar el día (truco 2)

Una buena manera de comenzar el día es haciendo una lista de todas las tareas que tenemos que realizar a lo largo de la jornada.

La mayoría de las personas que se organizan de esta manera lo hacen por prioridades. De lo más urgente a lo menos. Y es un buen método si tienes pocas cosas que hacer (algo que no nos suele suceder a las mamás).

A menudo la lista es tan larga que no se cumple entera y lo del final se pospone una y otra vez. Así, cosas personales como pintarse las uñas, ir a la peluquería o leer un rato no se hacen hasta que una uña se rompe, el flequillo no te deja ver o necesitas saber cómo funciona la cámara de vídeo.

Yo os propongo hacer una lista diferente, dividiendo las tareas de la siguiente manera:

– casa (limpieza, cocina, plancha, compra,…)

– hijos (transporte, aseo, juego,…)

– trabajo remunerado (si lo hay)

– personal (relaciones sociales/de pareja, deporte, aseo, ocio, relax,…)

Si somos realistas a la hora de escribirla y nos organizamos bien, conseguiremos hacer la mayoría de las tareas (o  todas) de cada grupo, equilibrando el día y haciéndonos sentir mucho mejor.

Aunque no es lo habitual, es verdaderamente importante dedicarse algo de tiempo a una misma para no sucumbir al estrés o a la frustración.

Sentir que no eres sólo madre, arreglarte un poquito, disfrutar con tu pareja y hacer vida social, hará que el exceso de tareas o la rutina sean más llevaderos.

Si a estas alturas te estás preguntando cómo se hace para sacar tiempo libre cuando no das abasto con todo lo que ya haces, te propongo seguir merodeando por este blog, donde encontrarás algunos trucos para conseguirlo y podrás compartir tus dudas.

Si por el contrario, ya lo has conseguido y eres una mamá sin estrés, que disfruta de la vida, te invito a compartir tu experiencia y enriquecernos a todas.

Si en lugar de eso, lo que quieres es hacer una crítica, comentario o sugerencia ¡adelante!

Sois todas bienvenidas.

Elaborar un menú semanal (truco 1)

Esto no es nada nuevo. Lo que pasa es que he encontrado muy pocas mamás que lo hagan y tiene numerosas ventajas.

La primera es que puedes organizar mejor la compra. La mayoría de mamás se quejan de la cantidad de veces que van al supermercado, donde se pierde un tiempo precioso y se vuelve más estresada de lo que se va.
Con el menú delante es mucho más fácil hacer una lista semanal completa. Si no olvidamos añadir también los productos de higiene y droguería, y algo más de picoteo por si se presenta alguien en casa, ahorraremos muchas salidas de última hora.

Otra de las cosas de las que siempre nos quejamos las mamás es de no saber qué hacer de comer. Al principio cuesta un poco y podemos pedirle ayuda al resto de la familia. Una vez que tengas 4 ó 5 menús preparados, ya te olvidas. Aunque siempre puedes ir retocándolos un poco para añadir nuevas recetas o productos de temporada. Eso ya, a tu gusto.

Además, si lo cuelgas en un sitio visible podrás descongelar por la noche lo del día siguiente o por la mañana lo de la cena, en vez de usar tanto el microondas. Es más barato y queda más rico.

Y por último, y no menos importante, conseguimos un menú equilibrado y sano, algo que a las mamás nos preocupa bastante.

¿Se te ocurre alguna razón para no hacerlo?

En la sección de recursos iré añadiendo menús, recetas, cantidades recomendadas para niños de diferentes edades y consejos para elaborar tu propio menú.

¿Sin estrés? ¿Cómo se hace?

Bueno, este es mi primer día como mamá bloguera y quiero empezar presentándome.
Mi nombre es Beatriz, tengo 38 años y soy madre de dos niños de 5 años y 19 meses.
Mi pasión por la lectura, la infancia y la búsqueda de la felicidad me han traído hasta aquí. Y supongo que por eso mismo has encontrado este blog tú también.
Durante estos 5 años de maternidad no he parado de leer, en los ratos que mis dos peques me han dejado, sobre todos los temas relacionados con ellos: educación, salud, alimentación, juego, desarrollo y… bueno, que os voy a contar que no sepáis. Si habéis llegado hasta aquí es porque buscáis tanto como yo.
Y entre toda esa información que he ido absorbiendo, he echado de menos un poco más de práctica porque, a la hora de criar a mis hijos, he tenido que ir probando y errando una y otra vez hasta dar con lo que mejor se adaptaba a ellos y a mí. Y a menudo me he sentido desbordada con tantas teorías que no conseguía compaginar con mi día a día. La casa, los hijos, el trabajo, la pareja, el ocio…
¿Cómo puedo tener paciencia si no duermo, tiempo para jugar si está la nevera vacía, una comida sana y apetecible si están con 40 de fiebre? ¿Cómo se puede abarcar tanto sin estresarse y seguir disfrutando de la vida?
Pues bien, creo que he ido encontrando algunos pequeños trucos que me han ayudado a hacer todo esto más llevadero. Y compartir mi experiencia y aprender de la vuestra es una forma más de ahorrarnos tiempo y energías para disfrutar plenamente de nuestra maternidad.
¿y tú, cómo lo haces?

* Cuando digo maternidad, también quiero decir paternidad. No os ofendáis, papás. Solo es cuestión de ahorrar tiempo.